Ángeles González-Sinde y yo. Primera parte. Ego

Hemos ganado la primera batalla, pero la guerra sigue, vaya si sigue. La Disposición Final ha saltado de la LES, pero el PSOE puede intentar incluirla en el Senado, y lo hará. Si no lo consigue porque ningún otro partido quiere mancharse las manos, tratará de hacerlo en otra ley, en otro momento. Si no puede, lo hará el PP cuando gobierne en 2012, al dictado del embajador de turno, de las multinacionales, del dinero, que siempre puede.

Ayer, los sitios web de muchas productoras musicales y cinematográficas aparecían en negro. En la redacción de este blog por poco nos da un ataque de risa. Ya en serio, ¿alguien ha entrado, por ejemplo, en el sitio de Divisa Red? ¿Alguien sabe lo que es Divisa Red? No nos hagáis reír. El cine en España es una estafa, como muchas otras cosas, sólo posible con dinero público, con dinero de las televisiones privadas obligadas a subvencionarlo, con todo el dinero del mundo excepto el de las productoras. Es humo. Compran sus propias entradas el segundo fin de semana para obtener la subvención pertinente.

Dicen que las páginas web de descargas se lucran con la publicidad a través de un material que no es suyo, que es como vender vino robado (palabra de Sinde). Bien, todo el que tiene un blog sabe lo que paga Google por la publicidad, y todo el que tiene un anuncio en Google sabe lo que cobra. Don't be evil y tal, pero la banca siempre gana.

Si me permitís, voy a hablar una sola vez como Luis Ramos. Soy un traductor e intérprete que trabaja como profesor de idiomas en Secundaria. Todos los días, en casa, suena el despertador a las seis de la mañana. Me hago un té, a veces escribo algo en este blog, leo la prensa, me ducho y me voy al colegio, donde doy clases a adolescentes entre trece y dieciocho años. Mi trabajo acaba a las cinco y cinco de la tarde, con descanso para comer. A partir de ahí, dedico mi escaso tiempo libre (aparte del ámbito privado) a la música. Creo vídeos musicales que publico en el canal de YouTube de mi proyecto La geisha de Manchuria, y música que también muestro en MySpace. Aparte, he trabajado en las bandas sonoras de varios cortometrajes. Me encanta hacer música para imágenes. Soy guitarrista, pero paso casi todo mi tiempo en el entorno de producción musical Ableton Live, del que he empezado otro blog, Abletonto, un poco parado ante la avalancha que ha supuesto este. También me gusta viajar, como a todo el mundo, y hago crítica gastronómica en Postre o café. Ah, soy el administrador de la página de Facebook No a la desaparición de la tarifa plana, donde gusto de compartir experiencias sobre mis amigos, los ISP. En mis ratos libres, aprendo C++. Una manía. También duermo de vez en cuando, no como esos benditos e insomnes anónimos.

Con todo esto quiero decir que, cuando oigo lo de la Coalición de Creadores, la SGAE, Promusicae, de las pobres familias que viven de la industria del entretenimiento, del Ministerio de Cultura, de las editoriales o de la mal llamada piratería, me da la risa. No puedo evitarlo. No soy familiar de ningún productor, ni amigo de ningún político, y siempre he entendido que la mayoría de estos creadores lo son por la patilla. Doy todo lo que tengo en mis creaciones, y trabajo gratis. Aun así, trato de ser un profesional, y lo hago con más respeto y dedicación que si me pagaran los derechos. Lo hago porque quiero hacerlo, porque si sé que si alguien tan siquiera se ríe de un vídeo de La geisha de Manchuria, o si lo medio entiende, merece la pena. No vendo circulitos de plástico porque son papel mojado, porque no valen nada, ni lo que cuesta el material del que están hechos.

Y ahora me permito preguntaros qué hace la SGAE, el embajador americano y Ángeles González-Sinde al respecto. Yo os lo diré. Nada. Y no me quejo, porque estoy encantado con mi trabajo. Me encanta hacer lo que hago.

Hoy empezamos una serie de entradas sobre el Ministerio de Cultura y su titular, Ángeles González-Sinde. Vamos a disfrutar muchísimo.

En un ataque de narcisismo, os dejo con My Favorite Things, mis cosas preferidas:

¿Eins?

Sobre las animadoras

¿Quién no quiere salvar a una animadora?