Ángeles González-Sinde y yo. Cuatro. La familia



Hoy tenemos trabajos menos espesos. Llevamos dos entradas repletas de suculentos y largos despachos llenos de enlaces a párrafos, enlaces a la totalidad, enlaces a enlaces. Esa palabra tiene un sonido familiar. En la anterior entrada, tuvimos la oportunidad de presentar al ancestro político de la gran musa del cine y de la política, la artista que llena nuestros corazones con leyes que son poesía pura. Ahora, vamos a por la sangre. La sangre es la vida.


No sabemos si estáis familiarizados con IMDb. Es una base de datos que pretende ser total ("la más grande", reza el logo) sobre cine, en la que los usuarios registrados pueden votar cualquier obra audiovisual. Cuando alguien en la redacción de este blog va al cine (vamos mucho más de lo que parece), suele consultar a los críticos que, con sus cuchillos de caza, trinchan cada película susceptible de ser visionada. Salvo los casos de fe ciega o de calidad demostrada, nos gusta conocerlo casi todo mientras despellejen, que no destripen, el guion. Solemos fiarnos de páginas como FilmAffinity.

Lo curioso es que las puntuaciones de IMDb suelen estar un punto por encima de las de las críticas de FilmAffinity. No sabemos si el público se ha vuelto benevolente, o la película que uno elige está predispuesta a agradarle, o hay trucos maquiavélicos para inflar la nota por parte de las distribuidoras. El hecho es que suelen andar un punto por encima. Sabiéndolo, vamos a poner, como información adicional, entre paréntesis, la nota de esta base de datos en las obras que mencionemos en esta entrada, ya que muchas de ellas ni se encuentran en otro contexto.


José María González-Sinde

El verdadero ancestro de la criatura empezó su andadura trabajando para la industria discográfica, en empresas como RCA e Hispavox.

Tras cursar estudios en la Escuela Oficial de Cinematografía, se dedicó al mundo del cine, firmando guiones de películas de José Luis Garci, como Asignatura pendiente (6.6/10), Solos en la madrugada (6.9) y Las verdes praderas (6.4). Llama la atención el guion de El gran mogollón (3.4). Tenía que ser el despiporre.

Pero González-Sinde fue, sobre todo, productor. Y produjo lo suyo. Suya es una larga serie de cortos documentales, algunos dirigidos por el ilustre Chumy Chúmez. Como ejemplos, nombraremos Toremolinos, La costa del sol, Marbella, Fuengirola (no hay nota ya que nadie se ha molestado en puntuarlos porque nadie con conexión a Internet los ha visto).

Como director, IMDb conoce dos trabajos.

A la pálida luz de la luna (4.3), comedia de 1985 con guion del mismo González-Sinde y de José Luis Dibildos, cuenta la historia de un hombre que, abandonado por su mujer, se va a vivir a casa de un aristócrata. En su nueva vida, conoce a un sinfín de alocados y pícaros personajes. Entonces decide recuperar a su mujer. La distribuidora de esta película, producida por Ágata Films, es Divisa Red, cuyo sitio reza en este momento: "Esta distribuidora desaparecerá y 60 personas se irán a la calle en breve si no se aprueba con urgencia una ley que nos proteja de las descargas ilegales y de la piratería." Por lo menos, tras este mensaje, podemos disfrutar de la sofisticada web de la empresa. Viva el futuro.

De Viva la clase media (6.4) resaltamos el guionista, José Luis Garci. Una fiesta.

Del cine pasamos a la política sin despeinarnos. Fundó y presidió la Academia Española de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de 1986 a 1988. Tiene el honor de haber creado los premios Goya, esos Oscar españoles que dan categoría y porte a quien los ostenta. Presidió Telemadrid entre 1990 y 1991. Una televisión pública es siempre compatible con otros negocios audiovisuales. Cuando murió en 1992, había acabado el guion de la segunda parte de El Quijote de TVE.


José María González-Sinde II

Del hijo homónimo de este productor no tenemos muchos datos. Su biografía es oscura y oculta. Diremos que apareció como niño actor en dos películas de Garci con guion de papá, Asignatura pendiente y Solos en la madrugada. También tiene un pequeño papel en El día de la Bestia, como cura organista. En esta última trabajó como ayudante de dirección de Álex de la Iglesia, actual presidente de la academia. Todo queda en casa.

Pero el pequeño José María también ha hecho sus pinitos como guionista. Gran slalom (3.8), comedia de 1996, retoma la mejor tradición del cine de papá. Es un vodevil sobre un guardia civil que sufre una avería camino de una estación de esquí a la que se dirige por motivos de trabajo. La mujer que le recoge se aloja en el mismo hotel, donde protagonizan multitud de alocados líos. Citando a Fernando Morales, del diario El País:

"Pobre comedia en la que Juanjo Puigcorbé pone la nota de calidad."

Eso. Pobre comedia. Si la nota de calidad debe ponerla Puigcorbé, por mucho que haya demostrado en Felipe y Letizia su indudable vocación de cómico involuntario, la hemos liado. Qué embrollo más embrolloso.


Ángeles González-Sinde

El protagonista de La casa de los líos
Y seguimos con los líos. La tradición familiar hace que esta presidenta de la Academia de cine que fundó su padre haya firmado el guion de varios capítulos de la serie de calidad La casa de los líos (4.4). Es que nos tronchamos, chatines. Ya los estamos bajando. El último guion de la maestra es Mentiras y gordas (3.1), comedia de 2009 con el reclamo de varios actores de teleseries para adolescentes, como Mario Casas y Hugo Silva. A ver esos abdominales.

No solo de líos vive Sinde, y ha escrito los dramas La buena estrella (7.2), La puta y la ballena (7.0), Lágrimas negras (6.9), Segunda piel (6.5) y Otra ciudad (1.0). Parece que, salvo este último y notable patinazo, a nuestra musa se le da peor hacer reír que hacer llorar. La vida, con ella, es puro drama. Pero no nos vamos a olvidar de la risa. Sinde firma también capítulos de la insigne serie de culto Manolito Gafotas (2.8). La guinda del pastel, la muesca más preciada en su revólver. Eso, a reír.

Pasamos a los datos biográficos. Esta licenciada en Filología Clásica (parece que al final va a tener salidas), realizó estudios de posgrado en Madrid y Los Angeles, tras los que trabajó como traductora, promotora de conciertos y redactora de la revista Cosmopolitan. Qué maravilla, nada menos que en Cosmo. Nos preguntamos si firmaría uno de esos útiles cuestionarios sobre el tamaño del bolso y su relación con el complejo de Electra, o con la Ley Sinde (vienen a ser la misma cosa).

Su mayor éxito como guionista fue La buena estrella (7.2), por la que obtuvo un Goya de la Academia que fundó su padre. Dirigió la institución entre 2006 y 2009, año en que fue nombrada ministra de Cultura. Sus hazañas como ministra, como decimos siempre, son otra historia.


Queremos hacer una pequeña reflexión. Antes de Internet, antes de poder leer mil críticas como preludio de toda visita a las salas de cine, íbamos a ciegas. Teníamos que confiar en que un director que nos gustaba, o el guionista, o el productor de turno, hicieran bien su trabajo. En muchos casos, salíamos de las salas con la sensación de haber perdido dinero y, lo que es peor, tiempo. Hoy ha quedado claro que el cine español, especialmente antes de los 90, pero también ahora, con esas comedias de un solo fin de semana para imberbes, intenta en muchas ocasiones vivir del cuento, de lo graciosísimos que son nuestros artistas, los llamados creadores, o sus hijos, o sus hermanos.

Dedicamos esta entrada a todo el que haya tenido que pagar por ver obras maestras como Gran Slalom, Mentiras y gordas o A la pálida luz de la luna. También a los que se hayan tragado, incluso sin pagar (es un decir, la publicidad paga), algún capítulo de esos tan chatines de La casa de los líos. Merecen nuestro más sentido pésame.

Y es que las descargas no han matado al cine. Poco a poco, los guiones deficientes y los artistas por nacimiento acaban con la ilusión, con esa fascinación que, como hemos leído hoy en el blog de Nacho Vigalondo, aparece cuando te sientas en una sala oscura donde algo venido un lugar desconocido te atrapa.
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