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Lenin publicó Qué hacer en 1902 en la Rusia imperial. |
Hemos hecho esa pregunta en muchas ocasiones, y nadie sabe la respuesta. Imaginad que hemos ganado la guerra de la información. Ahora todo el mundo conoce los secretos de la diplomacia norteamericana y cómo se las gastan en sus guerras de conquista. Podemos ver, YouTube mediante, hasta el último golpe que los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado dan a ciudadanos indefensos, que sabemos que serán denunciados por atentado a la autoridad, que nunca pagará el pato porque es la autoridad y no tiene nombre, apellido ni número de placa:
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Encontrado en foros policiales. Número de placa, por favor. |
Nos quedaremos sin tiempo para ver vídeos, colgarlos en las redes sociales y verlos de nuevo manipulados en la televisión pública, como pasó ayer mismo. Participaremos en ataques DDoS, manifestaciones, asambleas, seremos felices porque sabemos que tenemos razón, que no podemos fallar, que la verdad está de nuestro lado, el emperador está desnudo y todo el mundo lo puede ver. Está, como dice Steve Jobs, a un clic del súbdito, del ciudadano anónimo que mira tras la careta de Internet, nuestra querida bestia sacrosanta y tan anónima como queramos que sea hasta que deje de serlo.
Bien, ahora vemos, nos tomamos la pastilla roja y la realidad se nos muestra clara, como el agua cristalina, más clara que el azul radiante de una mañana de verano. Alex, nuestro drugo de La naranja mecánica, quiere ser de la UIP:
Pero no os vayáis, que esto no se acaba, colorín colorado y la guerra hemos ganado. No hemos tomado el palacio de invierno ni cercado la guarida de Gadafi, ni nos hemos comido a su hijo. Todos conocen la verdad, pero la verdad no cambia las leyes, no es una asamblea constituyente. La verdad no toma el poder. Y a ese concepto, al del poder, queremos llegar.
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Memes y drama. |
Este ejerce la "suprema potestad rectora y coactiva del Estado", sexta definición del afrancesado órgano de gobierno de nuestra lengua. De este modo, el Estado, en la práctica el poder ejecutivo, dirige a los ciudadanos y coacciona al pueblo para que cumpla los decretos del Gobierno y las leyes que sanciona el Parlamento, elegido en listas (cerradas por los partidos políticos) por circunscripciones, eso sí, en sufragio universal, que no hay que ser doctor para votar al PP o al PSOE. Incluso nos permiten votar a los bolcheviques de IU que, siempre que no ayuden al PP a obtener lo que le corresponde por derecho divino, asistirán al PSOE para evitar gobiernos de derecha (Cayo Lara es un sabio). O a los nacionalistas, suerte de irreductibles galos que, gracias al sistema D'Hondt, cuentan con poción mágica suficiente para equilibrar la balanza y obtener competencias que hoy, mira por dónde, nadie quiere por deficitarias. De este modo, vosotros votad, que ya harán lo que crean conveniente, o lo que les dé la gana.
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No basta con luchar contra el poder. Hay que cogerlo del pescuezo. |
Ya puedes acampar en la Puerta del Sol, organizar un DDoS contra la web del Bribón, yate del Borbón, contra los perros de la reina de Inglaterra o el genoma de las semillas de Monsanto. Lo único que vas a conseguir es aparecer saludando en YouTube bajo la porra de un analfabeto que hace cincuenta dominadas sin despeinarse y sabe si el kubotan y la defensa extensible los dan de dotación o hay que hacer un cursillo de treinta horas.
La quinta definición, más bien enumeración, "fuerza, vigor, capacidad, posibilidad, poderío", deja un hilo de esperanza (tenemos fuerza, y también tenemos razón y un poderío que no se puede aguantar), pero una cosa está clara. Un buen amigo me dice a menudo que hay que tomar el poder, y el poder no se toma de manera simbólica, cansando al adversario, increpándole, acampando en la puerta de su casa o rezando tres avemarías. El poder está donde está, y hay dos maneras de conseguirlo: por la fuerza o en las elecciones del 20N. Vamos a sopesar las dos opciones.
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Este señor usó la fuerza con razón. Fidel Castro vive en la Habana. |
Pero otro principio fundamental, el de no crear ninguna organización política capaz de tomar el poder en las urnas ya que los partidos políticos se corrompen en cuanto obtienen representación y porque no creemos en la democracia representativa, que concentra el poder en personas que luego tienen libertad para aplicar programas, o no, y para cumplir promesas, o no, faculta automáticamente a los de siempre para hacer lo de siempre.
Ya podemos salir el 20N a la calle y llevar a pulso la cruz del Valle de los Caídos al barrio judío de Budapest, plantarnos en calle Génova para desplegar una foto gigante de Leo Bassi o en Ferraz disfrazados de Emilio Botín, que solo daremos un simpático tirón de orejas a nuestros dueños que, con media sonrisa, dirán que prometen escuchar a los jóvenes, que hacen falta solo diez firmas para presentar una iniciativa legislativa popular que tumbarán luego en las Cortes y que ahora el sol sale por Lisboa para luego repartirse la tarta electoral y seguir enriqueciéndose a nuestra costa. Eso, o de repente se vuelven buenos y hacen un referéndum vinculante cada cuatro semanas, se presentan en listas abiertas y ceden el poder al pueblo. Y va a ser que no, ¿verdad?
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"Me encanta que los planes salgan bien." |
Mientras tanto, viva el mal, viva el contrato social y el poder gubernamental. Convocaré elecciones, venderé mis acciones y me iré de vacaciones.
Hay más de un plan, pero no tenemos garantías de que "salgan bien".
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